El ser humano sabe que necesita estar comunicado además de compartir recursos para su supervivencia por eso a lo largo de la historia ha buscado constantemente mejorar la forma de hacerlo y se ha válido de todo su Ingenio para ello.
Pero son sólo las redes sociales, tal vez si las redes informáticas no existieran el uso de las computadoras no sería tan importante en todos los aspectos de nuestra vida como ocurre en la actualidad, basta con imaginar qué sería de la sociedad actual sin el correo electrónico, las videoconferencias, las escuelas virtuales, las operaciones bancarias, las búsquedas y el ocio.
Cuando haces un tweet o comentas un post de uno de tus muchos amigos en Facebook, es probable que sientas el privilegio de vivir en una época de la historia donde podemos acceder inmediatamente a una vasta red de contactos a través de un simple clic en el botón “enviar”.
Quizá también reflexiones sobre cómo las generaciones pasadas podían vivir sin las redes sociales, carentes de la capacidad de ver y ser vistas, de recibir, de generar e interactuar con una enorme cantidad de información.
Casos como los quince años de Rubí que sacudieron a todo un país, supuestamente lleno de felicidad por el festejo de una chica pueblerina de clase media baja o el fenómeno de La Mars Aguirre, joven bajacaliforniana que explica en su video de YouTube lo harta que está del “sistema retrógrada en el que ha estado sumergida por toda su vida”, y cuenta que ha decidido hacer un gran cambio, que consiste en dejar la escuela y “luchar por sus sueños”, llenan los círculos juveniles y hasta otros no tanto, para convertirse en mensajes “vírales” de alto impacto, vistos por millones sin importar si es conveniente reflexionar sobre su contenido y su utilidad como información, que nos ayude a crecer o a progresar, sino más bien tan solo nos entretienen y nos sumergen en un mar de morbo, frivolidad y de mensajes negativos.

En cambio, por desgracia, no pasa lo mismo con acontecimientos o eventos de verdadera trascendencia, como estudiantes que ganan premios a nivel internacional o jóvenes que han inventado algo útil, o héroes de la comunidad que hacen un bien social o emprenden luchas dignas de reconocerse, pero que no logran difundirse por la avaricia mental de los que viven atrapados en las redes sociales, sin emplearlas de manera útil para si mismos o para su comunidad.
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